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Señorón de la fotografía

Ernesto Sigala, 'Chestor' ha captado la vida social de El Salto y Juanacatlán durante 50 años y sigue activo con su cámara análoga
Señorón de la fotografía

Una cámara y una bicicleta. Difícil no reconocer a este fotógrafo que ha retratado los eventos sociales de ambos municipios durante 50 años…y sigue activo.

 

Su nombre es Ernesto Sigala, pero todos los conocen como “Chestor” quien inició en 1965 su andar como fotógrafo y que ahora a sus 83 años sigue haciendo fotos con su cámara análoga.

 

“Yo me puedo comprar una cámara digital, pero se me está acabando la chamba, porque ya no se me graban los movimientos de los botones, entonces yo sigo con mis cámaras viejas, porque ya sé cómo trabajarlas”, expresó Ernesto.

 

Al abrir un álbum de fotos familiar, seguramente encontrarás una foto tomada por Chestor. Prácticamente en cada hogar de El Salto y Juanacatlán hay una imagen captada por este profesional de la lente e icono popular de ambos municipios.

 

Además, su oficio ha pasado de generación en generación ya que su hijo Juan y su nieto, también se dedican a la fotografía.

 

Chestor nació y creció en una casa de La Haciendita y alternó por mucho tiempo su trabajo en la Fábrica Textil con el de fotógrafo.

 

Ahora, con 83 años de edad sigue sin abandonar su bicicleta y mucho menos sus cámaras, junto con ellas, posa en la foto para La Cascada.

 

 

¿Por qué se hizo fotógrafo?

“Desde chiquillo veía las fotografías y me emocionaba y en 1965 vino de Estados Unidos un muchacho que le decíamos “El Barata” y trajo unas cámaras y se la compré. Yo tenía como 26 años y dije: ya tengo cámara para retratar a mis hijos”.

 

“Fui con Toño Mora para que me enseñara y anduve retratando con la cámara esa, que ahí la tengo aún, retrataba a los muchachos”

 

 

¿Cómo inició a cobrar por las fotografías que tomaba?

“Yo nunca estudié, fui lírico. Un día me la llevé a la Fábrica Textil, donde trabajaba y retraté compañeros y al siguiente día fui a revelarlas; antes se duraba una semana para tenerlas y se las enseñé a mis compañeros y me preguntaron que si se las iba a vender, les dije que sí y me las pagaron con gusto”.

 

“Después una comadre de uno que le vendí fotos, me contrató para tomar una fiesta infantil. Yo decía que no sabía, pero me animé y esa señora me recomendó con otro y así, ya después ir al templo a una quinceañera y ahí me vio más gente y fue cuando me comenzaron a procurar”.

 

¿Tiene alguna anécdota como fotógrafo que nos quiera compartir?

“Llegué a ir a varias fiestas donde había puras mujeres, ya pasaditas de copas y yo lo que veía me callaba la boca, no andaba divulgando, ni tampoco enseñaba las fotografías, porque estaban mal sentadas”.

 

“En una quinceañera en La Quinta, a la cumpleañera le dieron ganas de hacer del baño y un familiar me dijo que le tomara una foto, haciendo del baño y la fotografía se las entregué a ellos y a nadie se la enseñé, de eso hace muchos años”.

 

¿Tiene algunas fotos favoritas?

“Mis hijos cuando estaban niños”.

 

“También de tiempo atrás, cuando el pueblo estaba más acabado económicamente, tengo a compañeros con los pantalones parchados, antes era necesidad, ahora es un lujo”.

 

 

¿Cómo fue para usted el cambio entre lo análogo y digital?

“Yo me puedo comprar una cámara digital, pero se me está acabando la chamba, porque ya no se me graban los movimientos de los botones, entonces yo sigo con mis cámaras viejas, porque ya sé cómo trabajarlas”.

 

¿Qué siente de que prácticamente todo el pueblo tiene fotos tomadas por usted?

“Yo el día que me muera voy a dejar muchos recuerdos, yo a muchos chiquillos que retraté, ya son papás, ya ando retratando a los niños de ellos".

 

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FRASES

“Me dio mucho dinero la fotografía, fui dos veces a Europa, a Jamaica, a Canadá, a Tierra Santa y Egipto”.

 

“Donde quiera iba para tomar fotografías a mi gusto, me subía al templo cuando las cuadras estaban de teja, iba al río a tomar las cascadas cuando estaba lleno y ahora que está muerto, también he tomado”.

 

“Soy de Azteca de corazón, yo le decía al difunto Chuto, ese fue muy bueno y anduvo en todos los equipos y le decía que fuiste bueno pero maromero, yo malo pero de un solo equipo, del Azteca”.

 

“Los Atlante contra Río Grande eran unos partidazos, los campos siempre llenos. Un día estaba de portero Adolfo González y Carlos Cuellar por el Atlante y le metió por la pura esquina a Adolfo y cayó de cara, todo sangrado. Los campos llenos”.

 

 

“Me gusta ver fotos de las que tomé hace muchos años, porque hay mucho cambio, tomé muchas fotos de personas que ya se fueron, las fotografías son bonitas a los muchos años, es cuando les das más valor”.

 

“Soy lírico, me fijo en fotografías de las revistas, que sale mejor y ya procuro acomodarle”