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Fuerza y espiritú

#MemoriaViva I María Antonia Bedoy Flores recién cumplió 95 años y sigue siendo una mujer entregada a su familia y hogar
Fuerza y espiritú

A sus 95 años, María Antonia Bedoy Flores sigue siendo una mujer entregada a su familia y a su hogar.

Nació y creció en 1925, a un costado de la Fábrica Textil Río Grande. En aquella época no había muchas opciones para las mujeres.

“A lo que me pusieron”, contesta Toña cuando se le pregunta sobre a que se dedicó toda su vida, “A lavar y planchar, ese era mi quehacer, todo a mano, porque ni lavadora tenía, la recogía en las casas, la lavaba, planchaba y la entregaba también a domicilio”, cuenta.

Antonia crío a 12 hijos, cuatro de ellos ya fallecieron, también su esposo, pero Toña sigue de pie, lúcida, sonriente… aún se esfuerza para cumplir con algunas tareas del hogar y hasta regañar a su bisnieto.

Toña echó raíces en el Barrio del Colonia en El Salto. Los vecinos la recuerdan cargando esas decenas de prendas de ropa.

SU INFANCIA

“Nací en mi casa, atrás de la Fábrica Textil…mi madre nos faltó chicas, tenía 12 años cuando mi madre murió, fue una vida feliz, mis padres eran muy amorosos con nosotros”

“Fuimos 12, tengo 11 hermanos, la mayoría están muertos, ya nada más vivo yo y un hermano”

SU NIÑEZ EN EL RÍO

“Nos llevaba mi mamá, iba a lavar y nosotros jugábamos y ya nos traía la ropa limpia. El río estaba menos peligroso, había puras corrientitas, nos podíamos meter y ya ahora ya no…ya no he ido, la última vez que fui ya estaba contaminado, por eso ya no fuimos”

EL MATRIMONIO

“Me casé a los 19 años, para mi era bien mi vida, no era la vida como hoy, veo ahora los matrimonios ya no sirven, yo el primer novio que tuve, con ese me quedé, para mi fue una bendición, porque yo les tenía miedo, yo corría, cargaba los cantaros de agua y los veía y corría para la casa y ya una hermana me guío, mi hermana me decía ‘no seas tonta, ese muchacho te quiere porque se quiere casar contigo’, yo me ponía a llorar, porque les tenía miedo”

SU TRABAJO

“Lavar y planchar, ese era mi quehacer… a mano, porque ni lavadora tenía, la lavaba, planchaba y la entregaba a las casas”

“Por día lavaba tres docenas y a 12 pesos me la pagaban, lavaba y planchaba, eran planchas de fierro de carbón… todavía vivía mi marido, yo le ayudaba, le decía ‘no te apures, sino hay quehacer, que no haiga, mira yo lavo y plancho, y nos la pasamos…vieras que bien me la pasé con él… a él le gustaba el vino, pero ¿que le hacíamos?, yo de todos modos ganaba mis centavitos”

“Hacía mi obligación en mi casa y yo iba a las casas, me traía la ropa y la lavaba y la planchaba y ya la regresaba, ese ha sido mi trabajo de toda la vida, las cargaba en mi carro del “mandado”

MUJER DE FAMILIA

“La diversión es mi familia, que aquí algunos me dicen una cosa y otros otra cosa y pos ahí me la llevo bien…ellos son los que se ponen tristes por como me ven y me dicen ‘ay amá, que va a ser de nosotros cuando te mueras’… sí, pero no me estoy muriendo, no me siento mal, pero ya la vejez me está llevando, pero a mi nada me duele, nada…yo no me canso y si me canso, yo me hago fuerte”

“Mi mayor alegría son mis nietos que me levantan, los chiquitos que andan ahí caminando que nunca me han dejado”

SU MAYOR TRISTEZA

La tristeza que ya entregué 4 hijos y mi marido, una tras de otros se fueron, se me murieron”

SU SECRETO PARA ALCANZAR 95 AÑOS

“Como tortillitas y frijoles, el día que tengo compro un pedacito de carne y el día que no, puros frijolitos de la olla… y nada de vicios”

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