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Entre nostalgia y contaminación

Después de 80 generaciones, la Escuela primaria Mártires del Río Blanco de El Salto cerró sus puertas a causa de la contaminación del Río Santiago
Entre nostalgia y contaminación

Pasar por el Llanito y llegar hasta el callejón de entrada a la escuela, ver al final de este su enorme cancel de donde se asoman los ventanales del salón de actos y el patio principal donde sólo se ven las puertas de lo que un día fueron los salones de 80 generaciones.

 

La campana de Don Gus suena al caminar por su patio principal, un recuerdo que se quedó en el oído cuando, se dejó la escuela atrás. Los niños ya no corren en el patio del recreo, patio que ahora sufrió del vandalismo.

 

Se borraron las huellas en el enorme pasillo y ya no se guardan las risas de todas esas generaciones que pasaron por allí, las voces de los maestros ya no se escuchan en sus enormes salones, sus pizarrones se han quedado con poca tiza, sin butacas y su eco de voces lleno de conocimiento que se las ha llevado el viento, el tiempo y las autoridades.

 

Debido a la contaminación del Río Santiago y buscando proteger a los niños que ahí estudiaban, se terminó la historia del la primera escuela de El Salto: la Mártires del Río Blanco que desde el 2008 cerró inscripciones y el 14 de julio pasado se gradúo la última generación.

 

El edificio que la albergaba, patrimonio histórico de El Salto tiene un futuro incierto. Ni Ayuntamiento ni autoridades de la SEP tienen un plan claro de conservación.

 

Terminó parte importante de la historia de El Salto.

 

 

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TRISTE ADIÓS

 

En 2008 se dio la orden sobre el cierre de las instalaciones y la reubicación de todos los alumnos debido a que la Comisión Estatal de Derechos Humanos había recomendado la reubicación de la escuela por la contaminación del Río Santiago.

 

A finales del 2010 las instalaciones contaban con todo el material como mesas, herramientas de jardinería, computadoras, sillas, proyectores, gabinetes entre cosas, que los padres de familia durante años donaron a la institución y el Programa de Escuelas de Calidad además de un inventario que se dejó de realizar a la salida de la última maestra que peleó por que se mantuviera la Mártires en las instalaciones de la ex hacienda.

 

Se presentaron saqueos o robos a las instalaciones, desde cables de luz, algunas computadoras, proyectores y hasta las puertas de los baños del patio de atrás. También se le dejó de dar mantenimiento, a lo que argumenta la inspección que ya no hubo apoyo por parte de los padres de familia, lo que ocasión el deterioro de las paredes, techo y patios dejando a la escuela olvidada.

 

 

NO SE RESIGNAN

 

La señora Concepción Esparza, ex alumna siguió la lucha junto con Amalia Villegas Arias ya fallecida, por el rescate de la escuela y que las colonias que hasta este 14 de julio 2015 fueron beneficiadas, lo sigan siendo.

 

Lucha incasable para reanudar las actividades escolares en las ahora ya las antiguas instalaciones o si bien en el nuevo terreno. No ha tenido respuesta ni por parte de la SEP y el Gobierno sobre este caso.

 

A esta lucha ya se han sumado generaciones, Maestros y sociedad para continuar con la tradición de la escuela de abajo y que no sean 80 generaciones, si no más.

 

 

Patrimonio de El Salto

 

La Escuela Mártires del Río Blanco abrió sus puertas en 1926, para darle educación a los hijos de los trabajadores de la Fábrica Textil

 

POR BERNIE CAMACHO

 

A mediados del siglo XX, la fábrica de hilados y tejidos Río Grande utiliza la entonces abandonada capilla del Sagrado Corazón de Jesús para servir a la educación de los hijos de sus obreros. Empieza así la historia de la escuela Mártires del Río Blanco.

 

Pese a que había quedado casi desmantelado desde los conflictos de la Cristiada de los que este lugar había sido testigo y utilizado como cuartel en 1926, las instalaciones eran las adecuadas para ser utilizadas como un plantel.

 

De bella arquitectura no ha sufrido mayores modificaciones de las que en su momento fueron exigidas para funcionar adecuadamente. Un gran vano principal nos recibe, siendo este un arco de medio punto con pilastras adosadas de capiteles dóricos.

 

El segundo nivel cuenta con vanos arqueados y una cornisa con dentellones. Cuatro pilares con capiteles dóricos y un enrejado entre ellas delimitan un enorme corredor de dan vista a la cascada de el Salto de Juanacatlán.

 

Del corredor se continúa a un balcón que puede apreciarse desde el puente que une a las poblaciones de El Salto y Juanacatlán. Dicha terraza fue parte de un mesón que ocupó también los restos del molino de trigo del Sr. Collignon y que fue conocido como El Niágara.

 

La fachada pintada de blanco tiene en su planta alta siete vanos en forma de arco de medio punto con excelente herrería. La balaustrada es de ladrillo de calidad y es del mismo tipo que fue utilizado por el Arq. Robles Gil para la edificación de la fábrica Río Grande a escasos metros de esta construcción. Antiguamente poseía un volado como cubierta a un agua y que por el descuido ya no existe más.

 

Una construcción digna de admirarse y que representa lo poco que queda de la excelencia de la arquitectura local del siglo pasado.