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El Molino de Germania

DESCUBRIENDO MI PUEBLO: En la Hacienda Jesús María se encontraba el Molino del Sagrado Corazón de Jesús, en su momento uno de los más modernos de México y que fue incendiado y colapsado en 1914 por Fuerzas Revolucionaria
El Molino de Germania

Abandonado y abatido por las inclemencias del tiempo, yace de pie el último de los núcleos pertenecientes al “Molino de Germania” en la hacienda de Jesús María. La indiferencia de las autoridades y de la población ha creado un panorama triste que ignora la importancia de este lugar desde múltiples factores históricos.

Desde 1888 existen registros que muestran la existencia de un pequeño molino a pocos pasos de la caída de agua del Santiago. La familia Bermejillo-Martínez Negrete, propietaria del lugar, aprovechó el salto de agua instalando esta sencilla construcción que causó que a este sitio se le conociera como “El Molino”.

Los beneficios de la energía que generaba la cascada hizo factible la idea de trasladar a Juanacatlán los molinos existentes en el Valle de México, propiedad de la misma familia, para que incrementaran su producción.

Con la muerte de José María Bermejillo, propietario legal del establecimiento, el patrimonio familiar pasó a su viuda, Dolores Martínez Negrete.

En 1906 se inician las labores de reconstrucción. Estas mejoras incluían la ampliación del cuarto de máquinas y la fábrica de un departamento de tres niveles, ambos con una estructura compuesta por vigas y columnas de acero, volviéndolo en uno de los molinos más modernos del país. Para ese entonces la empresa ostentaba en su fachada el nombre de “Molino del Sagrado Corazón de Jesús”.

En 1909 Dolores dejó arrendado el molino al Ing. Eduardo Collignon, quien, tras adquirir el inmueble, cambió el nombre por “Molino de Germania”. La operación del lugar siguió sin interrupciones hasta 1914, cuando las fuerzas revolucionarias entraron a Guadalajara, resultando en pérdidas humanas y daños a varias propiedades. De esta manera el 4 de junio de ese mismo año, las fuerzas constitucionales llegaron a El Salto y quemaron las instalaciones del molino provocando su colapso.

Las futuras adecuaciones que se realizaron en la hacienda hicieron posible el rescate del único espacio que sobrevivió para servir de hotel, hasta mediados del siglo XX, dejando abandonado el lugar.

En la actualidad el edificio junto con el resto de las construcciones aledañas, recrean una puesta en escena melancólica para quienes desde el puente ven pasar día a día la pérdida de nuestro ya muy limitado patrimonio histórico.

 

TRANSFORMACIÓN…años después, parte del Molino, fue utilizado como Hotel.

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