El Salto: un municipio dividido
Columna invitada
Ricardo Santillán, emprendedor y Actor político de El Salto
En El Salto existe un fenómeno muy particular entre sus habitantes, tal como la división social y política, en donde en la Cabecera Municipal se cree, que las personas que viven en las Delegaciones se encuentran en la opulencia de los servicios públicos y que las necesidades son pocas y así recíprocamente. Sin embargo, cuando las visitamos nos damos cuenta de que la realidad es otra.
Los intereses políticos de particulares, de casi doce años atrás, ocasionaron que, bajo un discurso mediático y bastante mediocre, propiciara la ruptura del tejido social, aunado a la apatía y falta de interés de los ciudadanos, todos nos quejamos a diario, pero poco hacemos para cambiar la situación en que vivimos. Tenemos que entender que El Salto somos todos.
El Salto se encuentra actualmente en el total abandono, al borde del precipicio y a punto del colapso, esto se debe sin duda alguna por la falta de capacidad de nuestros gobernantes, y principalmente por la corrupción, el vivo reflejo de todo esto, deriva en la escasez e ineficiencia de los servicios públicos, no existe un reparto equitativo de acuerdo con las necesidades de cada colonia, la nula participación ciudadana y la opacidad que impera en el Gobierno.
A veces pareciera que El Salto está conformado por pequeños municipios, en donde cada habitante, cada colonia, cada delegación vive de manera separada e indiferente al entorno urbano que nos rodea.
La unidad de todos los Saltenses es la clave para desterrar la desigualdad social, necesitamos comprender que nuestro municipio es nuestra casa, y que unidos somos iguales, tenemos que aprender a vivir bajo un sentimiento de concordia, pertenencia y de solidaridad.
El Salto enfrenta su peor crisis económica, política y social de su historia, ya no podemos cerrar los ojos a la realidad del actual momento en que vivimos, tenemos que despertar, se puede recuperar la esperanza, pero sobre todo la unidad de nuestro municipio, somos más los que queremos cambiar el rumbo de nuestra historia.
