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Nefrólogo Víctor Martínez Mejía

La ardilla voladora

La ardilla voladora

Hace muchos años los animales que vivían para el norte rodeados de pinos y encinos eran muy felices. Un día comenzaron a observar que cada año era más frío; el venado y su familia ya utilizaban bufandas que la señora lechuza tejía, porque tenían mucho frío. La liebre y su esposa no salían casi de su guarida debido al frío. La tortuguita tuvo que hacer una casita de piedras para ella y sus hijitos. Y muchas familias así, incluso la ardilla voladora, su esposa y sus hijitos casi no querían salir. 

 

 Un día hicieron una reunión, y se sentaron todos los animales en círculo. Estaban muy preocupados por el frío y ya casi llegaba la época de lluvias. 

 --. Nosotros soportamos el frío, pero los pequeños nos preocupan. (Dijo muy firme el águila) 

 --. Podemos vivir dos familias en una misma cueva. (Contestó el puma) 

 --. Gracias, me parece buena idea. (Agregó a manera de broma el oso negro) --. Creo que tener nuestra distancia es tener nuestro respeto. (Interrumpió la ardilla voladora) 

 .--Bueno estamos de acuerdo que el frío invierno llegará y a todos nos afectará por igual, ¿qué haremos? (Dijo el venado) Todos se quedaron en silencio, algunos mirando fijamente el firmamento, otros el suelo, otros viendo a sus crías. 

 .—También hay sequía, con la escasez de agua y el frío será difícil sobrevivir amigos. (Dijo el sapo) 

 .— Podríamos esperar la próxima lluvia y recolectar agua, hemos visto a los humanos hacerlo. (Dijeron los mosquitos). 

 .— Y si le pedimos fuego al rayo y prendemos una fogata en la casita de cada quien? (Dijo el guajolote). 

 La lechuza, su esposo e hijos observaban todo desde su árbol. La mamá lechuza movía rápidamente su alas, pues estaba tejiendo nuevas bufandas para las demás familias. 

 .—Mmm ardilla, tú y tu familia le hablan muy bien a todos. Cuando tu esposa prepara pays de semillas, o nueces, a todos nos convida. (Dijo el oso) .—Ardilla tu pídele al rayo que te de un poco de fuego, a ti no te dirán que no, puedes agarrar una rama y puedes volar, trepar y escalar. Dijo el conejo. 

 .—Y después que me de el fuego, ¿se los llevo a cada uno de ustedes? (Preguntó la ardilla). 

 .—Si. (Contestaron todos). 

 Cada familia se retiró y dejaron que pasaran los días. Por fin llegó la lluvia, pero no había indicios de tormentas eléctricas. De pronto comenzaron las luces en el cielo, relámpagos, y rayos rojos, azules y blancos comenzaron a dispersarse en el cielo. 

 Todos los animales se asomaron por una ventanita de sus casas. En ese momento nuestro valiente héroe trepó el pino más alto que encontró, llegó hasta el picó y se lanzó hacia el primer rayo azul que pudo. 

 .--El rayo dijo: 

 .-- Hola ardilla voladora! 

 .--¿Tu esposa no ha preparado pay de nuez? Se rió la ardilla voladora (quien tenía un colchoncito en sus patitas que servía para aislar la electricidad y el fuego, así que no le dañaba ir trepada en el rayo). 

 .--No amigo, aún no. Vengo a pedirte fuego para que soportemos el frío invierno. 

 .--Contestó el rayo azul: 

 .--Muy bien acerca esa rama de arbusto. 

 La ardilla inmediatamente acercó la rama, tomó un poco de fuego y extendió todo su cuerpo y cola y se lanzó desde lo alto, agradeciendo al rayo. 

 Planeó como nunca antes de tan alto lo había hecho, aprovechando las corrientes de los vientos. Sus ojos grandes parecían googles , la piel de su cuerpo se expandía y se veía plana como una hoja. 

 Al descender y caer al piso, colocó la ramita con fuego en su hocico y corrió para llevarlo a su familia y amigos. 

 

 El coyote la iba siguiendo, pero la ardilla no se dió cuenta. 

 El rayo vió que el coyote se quería comer a la ardilla voladora. 

 Entonces el rayo cayó fuerte cerca del coyote para asustarlo y abrió la tierra y salió agua, era un manantial. Le cayeron algunas chispas de fuego a la cola del coyote quien dejó de perseguir a la ardilla, para apagar las chispas. 

 La ardilla corrió, pero la lluvia arreció, volviéndose más fuerte y de gotas grandes. La ardilla sabía que no iba a poder llevarles fuego a todos, así que comenzó a escarbar en la tierra y colocó allí la ramita de fuego. 

 ¡Vaya sorpresa nació un volcán! 

 .--- Gracias a tu valentía, tú y tus amigos ya no tendrán frío este invierno, o ningún otro, pues esta tierra ya no será fría. Y se echó a dormir el gigante de fuego. 

 Al día siguiente todos los animales agradecieron a la ardilla voladora, y al rayo, pues ya tenían agua, y podían agarrar poquito fuego y encender chimeneas dentro de sus casas, incluso tomar tierra calientita del volcán para no tener frío en el invierno. 

 

 Autor: Jenifer Silvia García Vélez. 

 El color del rayo es rojo cuando hay lluvia dentro de la nube y el rayo es azul si hay granizo. Además. si en la atmósfera hay mucha cantidad de polvo en suspensión, el rayo es amarillo. También existen rayos blancos, que nos indican escasa humedad en el ambiente. Epílogo 

 Una valiente ardilla voladora salva el día y a todos los animales del bosque, para que sobrevivan el frío invierno. Agradecimiento 

 Agradezco a Dios, a la vida, al universo y a mi familia. 

 Derechos reservados por Jenifer Silvia García Vélez. Autora Jenifer Silvia García Vélez. Ilustraciones por José Tellez Ninguna parte de este cuento puede ser reproducida de alguna manera sin un permiso escrito y autorizado por el autor. Excepto en casos de breves de menciones, en artículos o revisiones. 

 Primera edición. 2023