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El arte de hacer piñatas en Zapotlanejo

Desde hace más de 20 años, Elisa Cervantes ha hecho un arte la fabricación de piñatas
El arte de hacer piñatas en Zapotlanejo

Para Elisa Cervantes no hay una piñata imposible de hacer. Con papel crepé o papel de china, periódico, cántaros, cartones. De Pepa Pig, Capitán América, Hulk, Mickey Mouse, Frozen. La mujer lleva más de 20 años de su vida dedicada a la creación de piñatas para toda ocasión y de cualquier material.

Su historia como artesana de piñatas inició en 1996, año en que ganó el segundo lugar en un concurso que anualmente organiza el Instituto Cultural Cabañas, en Guadalajara.

Esa vez, Elisa Cervantes hizo una bailarina de danza folclórica vestida con un traje típico de Jalisco color naranja. La muñeca de cartón y papel crepé llevaba puesto un reboso azul, tenía listones de varios tonos en el cabello, pestañas largas, ojos tapatíos y mejillas ruborizadas.

Luego, en 1997 volvió a concursar en el certamen de piñatas. Esa vez ganó el primer lugar. Cuenta que creó un águila devorando una serpiente amarilla con rayas rojas y negras. La piñata parecía estar a punto de emprender el vuelo. Tenía un pico imponente, y unos ojos desafiantes.

Durante todo un año, Elisa Cervantes pensó cómo hacer esa piñata. Recuerda que hasta fue al zoológico para ver un águila real y así echar a andar su imaginación. Para terminarla tardó semanas porque en ese tiempo llovió mucho en Zapotlanejo y eso dificultaba que se secara el engrudo que usa para endurecer el cascarón de las piñatas.

Las piñatas son para quebrarse

Conforme las televisoras actualizan su barra de programación infantil, Elisa Cervantes cambia los colores del papel con que decora las piñatas.

En el año 2000, las piñatas más vendidas eran de Rugrats y Winnie Pooh, recuerda. Hoy son las de Pepa Pig y Toy Story. Para hacer uno de estos personajes, la mujer puede tardar días. “No se me hacen trabajosas, sólo entretenidas”.

La mayoría de las piñatas las realiza por encargo. Otras las vende en una tienda ubicada en la esquina de las calle Zaragoza y Morelos, en el centro de Zapotlanejo.

Sus creaciones tienen tal minuciosidad y toman tanto tiempo que algunos de sus clientes le expresan su deseo de conservar las piñatas y no quebrarlas. Pero Elisa Cervantes no se aferra a esa idea.

“Ya me impuse. Para eso son, para quebrarlas”, dice.

Judas

Un día, un grupo de mujeres tocó a la puerta de Elisa y le pidió que realizara una piñata de Judas. Para ella, esa fue una de las peticiones más raras que ha recibido. Según se acuerda, al Judas no lo querían para llenarlo de dulces, romperlo y juntar los caramelos que cayeran al piso. Lo querían para quemarlo.

Otro pedido extraño fue el de un grupo de trabajadores que querían llevarle una piñata a su jefe: “Me pidieron que se pareciera al patrón. Que un vaquero. Le puse bigote para que pareciera hombre. Mira sí se parece, dijeron. Yo nunca conocí al señor”, cuenta.

Otro día, de un preescolar del municipio le solicitaron que construyera un dragón para el desfile de primavera. Elisa desocupó la mesa rectangular que utiliza para montar las piñatas y con puro cartón, hizo la cabeza del reptil con una altura de dos metros. Para el cuerpo no le alcanzó el tiempo. Se desveló tanto, que no despertó para ver el desfile y no consiguió fotografiar su obra de arte.

Para fiestas y posadas

Son incalculables la cantidad de piñatas que han surgido de la mente de Elisa Cervantes Álvarez.

Para todos los gustos y cada época del año tiene imaginación. Ha hecho adelitas y revolucionarios, niños y niñas con vestimenta de primera comunión y signos de interrogación.

Las herramientas que usa son en su mayoría materiales reciclados: periódicos, cartones de varios tamaños, páginas de libros de texto, catálogos o documentos viejos, todos acomodados en su taller, un lugar lleno de colores y maquetas de las futuras piñatas.

En las fiestas decembrinas, el espacio de trabajo de Elisa está saturado. Tiene pedidos al por mayor. Apenas le alcanza el tiempo pero dice que prefiere trabajar sola, a su ritmo, bajo sus reglas.

Para las posadas y navidad, las piñatas que más hace son las de picos. Para año nuevo, las de un viejo de cabello, barba y túnica a color blanco que anuncia el año venidero.

“Va uno cambiando, haciendo cosas diferentes. Toda la vida he estado enseñándome. Aprendo cada día más. Tantas figuras que salen”, reflexiona la mujer, oriunda de Zapotlanejo, mientras adorna con tiras de colores los picos de una piñata multicolor que alguien romperá en noche buena.

PEDIDOS

Para adquirir una de las piñatas de Elisa puedes acudir a una tienda ubicada en el cruce de las calles Zaragoza y Morelos, en el centro de Zapotlanejo.

También puedes hacer pedidos en la página de Facebook: Piñatas ELISA Official.

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