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Oleo cautivador: José María Velasco pintó la cascada de El Salto de Juanacatlán

El considerado mejor paisajista mexicano de la historia, José María Velasco pintó en 1898 la cascada de El Salto de Juanacatlán su única obra de tierras jaliscienses
Oleo cautivador: José María Velasco pintó la cascada de El Salto de Juanacatlán

A principios del siglo 19, el academicismo europeo trajo a la entonces Nueva España el surgimiento de escuelas o academias para la enseñanza de la pintura, la escultura y la arquitectura.

De estas instituciones salieron reconocidos alumnos; discípulos de maestros extranjeros cuya obra hasta la actualidad ha quedado inmortalizada como ejemplo del progreso de las artes en el nuevo mundo.

Uno de los representantes por excelencia de esta época y egresado de la Academia de San Carlos, es el tan olvidado José María Velasco. Nacido en 1840 en Temascalcingo México, es considerado el mejor pintor paisajista que ha tenido el país.

Artista nato, provino de una familia de artesanos tejedores de rebozos; siendo ello la base infantil para que desde pequeño trabajara con sus manos adquiriendo las habilidades que le acompañaron hasta viejo.

Desde sus primeras obras Velasco mostró gran capacidad para jugar con los colores y los claroscuros del paisaje mexicano; su interés por el contexto que le rodeaba fue enriqueciendo la postura de sus cuadros formando parte de la generación de los grandes impresionistas y románticos de Francia. Ganador de numerosos premios por su obra tan significativa, desde su juventud se colocó como una de las grandes promesas intelectuales de finales del siglo tomando la atención plena del pueblo mexicano y extranjero.

Velasco no gustaba de recorrer físicamente los lugares que plasmaba, solo de aquellos que podía contemplar desde su casa en la Villa de Guadalupe.

Para aquellos sitios alejados, su herramienta predilecta y pasatiempo en común fue la fotografía, permitiéndole crear a través del ojo mecánico pinturas con un brillo tan realista que pareciera que el mismo pintor fue testigo de la escena.

De esta forma, José María adquirió del estudio del fotógrafo francés A. Briquet el entonces recién impreso libro “Vistas Mexicanas” del que destacaba la famosa imagen del Salto de Juanacatlán que tanta atención llamó al pintor al grado de retratarlo fielmente a color, siendo su único óleo de tierras jaliscienses.

Se trata de un trabajo sorprendentemente cautivador cuya ubicación física se desconoce pero que podemos apreciar gracias a la existencia de un duplicado que demuestra el gran ingenio del destacado mexicano enamorado de su país.

UN HONOR… “Vista de la cascada de Juanacatlán”, fue una de las obras del mejor paisajista mexicano de todos los tiempos. Se basó en una fotografía de A. Briquet publicada en el libro “Vistas Mexicanas”. Se desconoce la ubicación de la pintura original.