¿Por qué no se debe de construir en márgenes de ríos?
Cuando se construyen infraestructuras en estas zonas, se interrumpe el flujo natural del agua, lo que puede exacerbar las inundaciones. La ocupación de la llanura de inundación reduce la capacidad natural del río para disipar el exceso de agua, obligándola a buscar nuevas rutas y a alcanzar niveles más altos en las áreas adyacentes.

La tentación de construir en las orillas de los ríos ha existido a lo largo de la historia, impulsada por la belleza escénica, el acceso al agua y, en ocasiones, por la disponibilidad de terrenos a menor costo.
Sin embargo, una creciente cantidad de evidencia académica y la experiencia de eventos catastróficos demuestran que esta práctica conlleva riesgos significativos y consecuencias a menudo devastadoras.
La ciencia de la hidrología, la geología y la ecología fluvial converge en una clara advertencia: construir en las márgenes de los ríos es una decisión que ignora los principios fundamentales de la dinámica natural y pone en peligro tanto a las estructuras como a las vidas humanas.
1. Dinámica fluvial y riesgo de inundación: el peligro inminente
El argumento más contundente contra la construcción ribereña es el riesgo inherente de inundación. Los ríos no son estáticos; sus cauces y sus llanuras de inundación están diseñados para expandirse durante periodos de crecida. Un estudio fundamental de Leopold, Wolman y Miller (1964) en "Fluvial Processes in Geomorphology" estableció los principios que rigen la morfología de los ríos y la formación de las llanuras de inundación, destacando que estas áreas son componentes integrales del sistema fluvial que se activan periódicamente.
Cuando se construyen infraestructuras en estas zonas, se interrumpe el flujo natural del agua, lo que puede exacerbar las inundaciones. La ocupación de la llanura de inundación reduce la capacidad natural del río para disipar el exceso de agua, obligándola a buscar nuevas rutas y a alcanzar niveles más altos en las áreas adyacentes.
Un informe del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) subraya que "la construcción dentro de la llanura de inundación de un río aumenta la altura de la inundación aguas arriba al obstruir el paso del flujo" (USGS, 2012). Esto no solo pone en peligro las estructuras construidas, sino que también puede afectar a propiedades río arriba y río abajo que antes no estaban en riesgo.
2. Erosión y estabilidad del suelo: la amenaza subterránea
Más allá de las inundaciones directas, la construcción en las orillas de los ríos aumenta la susceptibilidad a la erosión. Las orillas de los ríos son naturalmente dinámicas, sometidas a procesos constantes de erosión y deposición de sedimentos. La vegetación ribereña, como árboles y arbustos, desempeña un papel crucial en la estabilización del suelo a través de sus sistemas radiculares, que actúan como una malla natural que previene la socavación.
Cuando esta vegetación es eliminada para dar paso a la construcción, la resistencia del suelo disminuye drásticamente. Estudios en geomorfología fluvial, como los presentados por Knighton (1998) en "Fluvial Forms and Processes: A New Perspective", detallan cómo la remoción de la cubierta vegetal expone las orillas a la acción directa de la corriente, incrementando las tasas de erosión. Esto puede llevar a la inestabilidad de los cimientos, el colapso de estructuras y la pérdida de terrenos, incluso en ausencia de grandes inundaciones. Además, la construcción de estructuras rígidas como muros de contención puede alterar la hidrodinámica local, redireccionando la energía del flujo y causando una mayor erosión en otras secciones de la orilla.
3. Impacto ecológico y degradación del ecosistema fluvial
La construcción en las márgenes de los ríos no solo afecta la seguridad humana y estructural, sino que también causa una profunda degradación ecológica. Las riberas y las llanuras de inundación son ecosistemas vitales que albergan una rica biodiversidad. Actúan como corredores biológicos, hábitats para numerosas especies de flora y fauna, y filtros naturales que mejoran la calidad del agua.
La urbanización y la alteración de estas zonas conducen a la pérdida de hábitat, la fragmentación de ecosistemas y la disminución de la biodiversidad. El informe "The Ecological Importance of Floodplains" de Ward y Stanford (1989) destaca el papel crítico de las llanuras de inundación en la conectividad fluvial y el mantenimiento de la salud de los ecosistemas acuáticos y terrestres. La construcción interfiere con los ciclos naturales de anegamiento y secado que son esenciales para muchas especies ribereñas y acuáticas. Además, la descarga de contaminantes de las áreas urbanizadas y la alteración de los patrones de drenaje pueden degradar significativamente la calidad del agua, afectando a las comunidades biológicas aguas abajo y a los recursos hídricos para el consumo humano.
4. Consideraciones económicas y resiliencia a largo plazo
Aunque la construcción ribereña pueda parecer atractiva a corto plazo, las consecuencias económicas a largo plazo pueden ser ruinosas. Los costos asociados con los daños por inundación, la erosión, las obras de protección y la pérdida de propiedades superan con creces cualquier beneficio inicial. Un estudio de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA) en los Estados Unidos ha demostrado que la reconstrucción recurrente de propiedades en zonas de riesgo es económicamente insostenible y a menudo conduce a ciclos de desastre y recuperación.
Invertir en el desarrollo de áreas fuera de las llanuras de inundación y las zonas de riesgo ribereño no solo es más seguro, sino que también es una estrategia más económica y sostenible a largo plazo. Promover la conservación de las riberas y las llanuras de inundación como espacios verdes o para usos agrícolas compatibles con la dinámica fluvial es una medida que contribuye a la resiliencia de las comunidades frente al cambio climático y los eventos hidrológicos extremos.
Conclusión
La evidencia académica y la experiencia práctica convergen en una única y poderosa conclusión: la construcción en las orillas de los ríos es una práctica imprudente y peligrosa. Los principios de la hidrología, la geomorfología y la ecología fluvial nos enseñan que los ríos son sistemas dinámicos que requieren espacio para operar de forma natural. Ignorar estas lecciones es invitara desastres, con consecuencias devastadoras para las vidas humanas, las propiedades y los ecosistemas.
Es imperativo que la planificación urbana y las políticas de desarrollo incorporen una comprensión profunda de la dinámica fluvial, priorizando la protección de las llanuras de inundación y las riberas como zonas de amortiguación natural. Solo así podremos construir comunidades más seguras, resilientes y en armonía con la naturaleza.
El artículo fue redactado con ayuda de la IA, supervisada por periodistas de La Cascada.