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Nefrólogo Víctor Martínez Mejía

¿Como preservaron USA y Canadá las Cataratas del Niágara?

¿Como preservaron USA y Canadá las Cataratas del Niágara?

EL PUENTE

“Nunca he visto nada tan sorprendente y temible. La catarata parecía rugir como una bestia viva, y su eterna caída me pareció la encarnación misma de la eternidad.”

Charles Dickens(1812-1870, escritor inglés)


Las Cataratas del Niágara son uno de los espectáculos naturales más impresionantes del mundo y un símbolo compartido entre Canadá y Estados Unidos. Sin embargo, a finales del siglo XIX, la explotación industrial y el desarrollo urbano amenazaban con degradar su belleza y disminuir su caudal. Ante esta situación, ambos gobiernos tomaron medidas conjuntas para resguardar este tesoro natural y garantizar su conservación para las futuras generaciones.

En el siglo XIX, la creciente industrialización llevó a que se construyeran numerosas fábricas y plantas hidroeléctricas en los alrededores de las cataratas. La producción de energía y el desarrollo económico primaban sobre la conservación del paisaje. Sin embargo, las denuncias de activistas y ciudadanos preocupados por la drástica reducción del caudal del agua y el impacto ambiental despertaron la necesidad de regulación gubernamental.

En respuesta, en 1885, Nueva York estableció el Niagara Reservation, el primer parque estatal de EE.UU., diseñado para proteger la parte estadounidense de las cataratas. En paralelo, Canadá creó la Niagara Parks Commission, con el mismo propósito. Estas iniciativas establecieron las bases para la protección ambiental del sitio, limitando la explotación industrial y promoviendo el turismo sostenible.

El esfuerzo más significativo para preservar el flujo de agua de las cataratas se dio en 1950 con la firma del Tratado del Río Niágara entre Canadá y Estados Unidos. Este acuerdo estableció un régimen de control del caudal, asegurando que al menos el 50% del agua fluyera naturalmente durante el día y hasta el 75% en horarios nocturnos o en temporadas de menor turismo.

Así, se logró un equilibrio entre la generación de energía hidroeléctrica y la conservación del espectáculo natural.

El tratado también impulsó la construcción de infraestructuras para desviar parte del agua hacia centrales hidroeléctricas sin comprometer la majestuosidad de las cataratas. Esto permitió que ambos países aprovecharan los recursos hídricos para la producción de energía limpia sin afectar de manera irreversible el entorno natural.

Hoy en día, la preservación de las Cataratas del Niágara sigue siendo un ejemplo de cooperación internacional en materia ambiental. La Comisión Conjunta Internacional (IJC, por sus siglas en inglés) supervisa el cumplimiento del tratado y analiza regularmente los efectos del control del caudal en el ecosistema y el turismo.

Gracias a estas medidas, las cataratas continúan siendo un destino turístico de primer nivel y una fuente clave de energía renovable para la región. La historia de su conservación demuestra que el desarrollo económico y la protección del medio ambiente pueden ir de la mano cuando hay voluntad política y cooperación internacional.

El caso del Niágara debería servir de inspiración para la cascada de El Salto de Juanacatlán, en algún momento llamado "Niágara Mexicano".

¿Se vale soñar?... se vale soñar.


Jesús Alejandro Martínez es Director General de La Cascada

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