Anemoia por la cascada

"La nostalgia de lo que se pierde es más soportable que la nostalgia por lo que nunca se tuvo"
Mignon McLaughlin.
Sufro de anemoia.
Nací en 1983 por lo cual no me tocó vivir la época de esplendor de la cascada de El Salto de Juanacatlán, contaminada y "apagada" su luz en la década de los 70's.
Crecí en la cabecera municipal de El Salto, siempre a unas cuantas cuadras de la caída de agua, y mi memoria del llamado "Niágara Mexicano" es un conjunto de versiones que escuche de mis abuelos, padres, personas cercanas y las entrevistas que he realizado en el que todos coinciden en la belleza de lo que fue y rabia y tristeza de lo que es ahora.
Mis "recuerdos" de la cascada también los he construido coleccionando fotos de ese pasado que he romántizado y que parece ser esplendoroso.
En mis 41 años de vida he cruzado miles de veces el puente que une a El Salto de Juanacatlán, a unos metros de la cascada y casi siempre lo he hecho tapándome la nariz con mi camiseta y manos y subiendo los vidrios de mi auto para no dejar entrar el hedor.
"Ya vamos a pasar por el río que huele feo, sube los vidrios, papá", me dice mi hijo cuando ve que nos acercamos a la zona.
Soy de la generación que ya no vió el Río limpio ni disfrutó de la cascada y que si queremos "obtener un trozo de belleza en nuestra mente" tenemos que construir su belleza con memorias de otros, fotos y videos.
La anemoia se define como el sentimiento de nostalgia por un momento, situación o acontecimiento pasado que nunca se ha vivido. Es una sensación que puede ser muy intensa y que se puede experimentar al escuchar una canción o ver una imagen que evoca una época diferente.
Yo sufro de anemoia por la cascada de El Salto de Juanacatlán.
En toda mi vida, sólo recuerdo en tres ocasiones estar parado frente a ella, en un temporal y que la naturaleza nos diera un espectáculo como los de antaño, tal como sucedió hace unos días que el río creció, se abrieron las compuertas y "revivió" por un momento el ecosistema en movimiento y volvió a ser visitada por la comunidad y nos tomamos fotos solos y en familia, lanzamos drones, compartimos cientos de imágenes por redes sociales y sentimos un poco de alegría al verla... y volver a sentir rabia y tristeza.
Fue un "retoño efímero" y nos tenemos que conformar con esto, cada algunos años.
¿Se puede sentir nostalgia por un lugar que no conociste? Sí, se puede.
Jesús Alejandro Martínez es Director General de La Cascada
*Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de La Cascada*
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