Un viejo amor (Capítulos 11 y 12)

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Capítulo XI
Roberto no pudo contener su ansiedad, su entusiasmo por besarla y le plantó un beso tierno al principio, apasionado conforme transcurría el tiempo. Ambos se separaron al mismo tiempo y se sostuvieron de la mano. Así manejaron de regreso.
Al llegar a la casa de Amanda, inmediatamente comenzaron con los preparativos, todos ayudaron a preparar ensaladas, tamales, ponche, y a rellenar las piñatas de dulces y fruta.Comían de los platillos que iban terminando, y bebían del ponche con entusiasmo. Había un ambiente de felicidad, había música, todos reían. En verdad veían a Roberto con aprecio, él se los había ganado con sus buenos valores. Todos notaron una cercanía romántica entre Amanda y Roberto, y les encantaba para su hija, pues era respetuoso y educado, confiaban en él, y él en ellos.
Tocaron a la puerta. Salieron todos a interactuar con los vecinos, quienes cantaban: “Entrensantos peregrinos”, bastante entonados algunos, y otros muy desentonados, pero todos con mucha simpatía y alborozo. También cantaron otros villancicos, repartieron bolos a la familia que llegó a la puerta, y a los vecinos. Ponche y rompieron las piñatas. El júbilo era desbordante, y contagioso.
Pasaron las horas cenaron solamente en familia, y Roberto se propuso hablar con el papá de Amanda, pedirle permiso para tener con ella una relación seria, pero no sabía ni quién era, o si lo juzgarían. No tenía nada que ofrecerle, ni un nombre, ni un apellido, podría trabajar a su lado en el restaurante o en lo que fuera, podría incluso casarse con ella, tener hijos con ella.
En eso todos caminaron a la sala y arrullaron un niñito Dios, y lo vestían y le cantaban, le daban un dulce a cada uno de los miembros de la familia por darle un beso en la frente.Roberto no comprendía por qué hacían eso, pero fue un momento inmensamente conmovedor, nostálgico, para Roberto, él no creía en eso, pero ahora él comenzaba a creer, a tener Fé.
En su pensamiento comenzó a hablarle al niño Dios y le pidió que las cosas se arreglaran para que él recuperara su memoria, que pudiera estar con Amanda, hacerla su novia y posteriormente casarse con ella, que no estuviera solo en el mundo, y tuviera familia, padres, hermanos que lo quisieran
como se querían y apoyaban en la familia de Amanda, y que su papá de Amanda sanara. Le tomó por sorpresa reconocer que estaba pidiendo a esa figura sagrada para esa familia. Estaba enamorado de Amanda, y agradecido con su familia, la manera en que lo trataban e integraban a las rutinas familiares.
La mamá de Amanda le dijo que conocía esa mirada, y su esposo la hacía cuando le pedía algo al niño Dios, que no se apenara, era en verdad milagroso, no era solo una figura, era el niño Dios visitando las casas de sus creyentes.
. ---Ten Fé. dijo la señora Luisa.
Amanda, el señor Doroteo y toda la familia sonrieron de manera amable a Roberto y le dijeron si hace milagros. Comenzaron a compartir anécdotas y milagros que habían ocurrido en su familia.
Al pasar el rato todos se pusieron de pie, caminaron hacia el pino de navidad y había un regalo para cada quien. Roberto se retiró a la cocina a recoger y ayudar a limpiar ya le habían dado hospedaje, comida, lo habían tratado como familia, no esperaba que le dieran regalo.
Amanda le habló, le dio una pequeña caja de papel dorado y listones rojos. Roberto la abrió mientras todos gritaban emocionados ¿qué será?
. —Es una brújula para que nunca te pierdas, y si lo haces sepas que puedes regresar aquí, a mí. Habló una Amanda enamorada.
Se dieron un beso tierno en la boca. Los demás intercambiaban regalos y se abrazaban y reían, nadie se dio cuenta.
Todos ayudaron a recoger la cocina y se fueron a dormir.
A la mañana siguiente tocaron fuertemente a la puerta. El papá de Amanda, el señorDoroteo se asomó por la ventana, eran dos policías, un par de abogados y de una limusinabajaron dos personas también mayores.
. —¿Qué pasa? preguntó el señor Doroteo.
. —¿Esta aquí el médico internista Roberto? Preguntaron los oficiales.
. —Si se encuentra un... Roberto? pero quiénes son ustedes. Preguntó el señor Doroteo.
. —Ellos son los padres del médico internista Roberto, el señor Roberto, y la señoraEsmeralda. Usted no tiene ni idea en qué problema se metió. Algunos testimonios nos dijeron que lo habían visto por estas calles y un investigador privado los encontró. Dijo uno de los oficiales.
Él no está aquí contra su voluntad, ¿qué dice? Ustedes viajaron fuera del estado o del país y dejaron a su hijo, sabiendo que toma en exceso. Dijo el sr. Doroteo, llegaron algunos periodistas.
Toda la familia se asomó por las ventanas para ver qué ocurría. Los hijos de el sr. Doroteobajaron inmediatamente.
Papá no salgas, Amanda ve por Roberto, debe estar dormido en la cochera aún. Dijo Joaquín.
Amanda estaba leyendo los papeles que redactó Roberto, con instrucciones para la mejora de salud de su papá, así que los llevaba en las manos.
Tocó a la puerta y Roberto le pidió que pasara, también escuchó mucho ruido afuera, pero solo gritos, nada más, se disponía a salir y ver qué ocurría. Estaba sentado en el colchón inflable amarrando las agujetas de sus zapatos, cuando ve entrar a Amanda con las hojas en las manos.
. —Te quiero dar las gracias por hacer lo que haces por mi papá, no comprendo cómo puedes recordar tanta información y no tu vida personal. ¿Cómo olvidar quién eres?... Le sacaré copias para que te lleves las originales si lo deseas. Dijo Amanda.
Capítulo XII
. —Roberto solo quería comprender lo que acababa de ver, y entonces como por magia, recordó que Amanda era aquella chica a quien él iba a ver a las copias, esa chica bellísima que le había robado suspiros, y se había apropiado de su mente y corazón. Ella era su amor platónico de sus días de universidad.
En eso se levantó el portón de la cochera, entraron los oficiales y lo sacaron a la fuerza.
. —¡Ya está a salvo joven! Le decían los oficiales. Tus captores no te pueden tener más tiempo así, continuaban los oficiales.
. —¿De qué hablan? Preguntaba Roberto.
Amanda inmediatamente sacó su celular para llamar a su amiga y excelente abogada Kenya.
Al salir de la casa Roberto, sacado a la fuerza y casi en peso por los oficiales, solo gritaba:
. ---Gracias señor Doroteo, gracias a todos por estos días, me hicieron sentir en familia, he sido muy feliz. Los guardaespaldas de sus padres lo subían a la limusina, los periodistas tomaban fotos de la casa, los oficiales se miraban uno al otro con extrañeza. Las familiasvecinas se asomaban para ver qué ocurría. Los periodistas tomaban fotos de todo lo que pudiera ir en primera plana o generara muchas visitas a sus páginas o rating a sus canalesde redes sociales.
Pasaron los días, las semanas y solo de eso se hablaba en los noticieros, en los periódicos, la radio, y las redes sociales. Surgieron canciones, parodias y memes sobre ello. Invitaban a todos los involucrados a programas de revistas o noticieros a entrevistas, todos se negaron.
Roberto recordó todo, pero tenía dudas, cómo llegó al taxi, por qué lo subió y llevó hasta su casa el señor Doroteo. Ya aclaradas las cosas con sus padres, retiraron todos los cargos que habían puesto en contra del señor Doroteo y su familia.
Un día camino al trabajo, Roberto vio a un vagabundo quien parecía seguirlo con la mirada. Observó que tenía un letrero de cartón y al ver lo que decía, inmediatamente se estacionó y se acercó a platicar con él.
El vagabundo lo miró y sonrió.
. --- Te trataron bien verdad Roberto, encontraste la felicidad que buscabas, la Fé que te faltaba y al amor de tu vida.
Roberto entonces comenzó a recordar, se perdió unos segundos en sus recuerdos, recapitulando, cuando recordó que ese vagabundo fue quien le vendió el libro aquel día. Pero ¿Cómo sabía todo esto? Entonces levantó la mirada, pero el vagabundo ya había desaparecido, sólo había una pluma de ganso tirada en el piso, un olor a rosas, y una nota que decía:
. ---Ten Fé Roberto, la respuesta a tu pregunta es: si existe y nos envía a cuidar a los humanos y guiarlos por el buen camino. La nota desapareció de las manos de Roberto.
Roberto llamó al consultorio y pidió posponer las citas. Manejó directamente a la casa de sus papás, entregó a cada uno su regalo de navidad, caminó por los grandes jardines, condujo su Ferrari, y regresó a su lujoso pero vacío y frío penthouse; su apartamento con piscina, solo con sus sirvientes, regresó a su vieja rutina de trabajo.
Entonces escribió en un sitio de búsqueda por Internet, el nombre del restaurante de Amanda. Encontró fotos del local, de la comida, los clientes etiquetándose, celebrando algún evento personal, pero no se muestra en ninguna foto a Amanda. Inmediatamente tomó su auto y decidió manejar hasta su pueblo de Amanda.
Al llegar al restaurante de Amanda, Roberto se bajó de su auto y se quedó un rato afuera de las puertas de vidrio solo mirando a Amanda saludar a los clientes de las mesas. La vió que regalaba comida a una familia de escasos recursos, quienes estaban en una mesa especial para aquellos que habían perdido su trabajo o la memoria.
La mesa incluso tenía un nombre, “se puede perder un trabajo, se puede perder la memoria,pero no la Fé”.
Roberto llamó a su hermano Mauricio y le pidió el número del trío que le lleva a su esposa cada aniversario. Los llamó inmediatamente y llegaron.
Había casa llena con Amanda, su restaurante estaba muy solicitado para comer allí mismo en las mesas, y para llevar y a domicilio también. Estaba demasiado ocupada para percatarse que alguien la observaba desde afuera.
Se abrieron las puertas del frente y entró un trío con sus guitarras, re quintetos cantando tropical.
Entró Roberto tras ellos y le dijo:
Amanda, quieres salir conmigo ahora que todo esto ya se solucionó. ¿Te gustaría ser mi novia?
Amanda aceptó encantada, lo abrazó con tal fuerza que él nunca había sido abrazado antes de esa manera, se besaron, y la gente alrededor aplaudía y compartían la alegría.
Roberto preguntó a Amanda por la salud de su papá, y si habían recibido el cheque por todas las molestias que ocasionó.
Amanda feliz respondió que su papá ya no trabajaba el taxi, ya estaba muy grande, si estaba muy sano y que con nada le podía agradecer.
Roberto se mudó al pueblo de Amanda, y también mudó su consultorio. Se casó con Amanda y abrió un parque de relajación, todas las actividades eran de meditación, espiritualidad y les enseñaban a tener compasión, a dar y pedir perdón. Había talleres de danza, teatro, música, y lecturas, para todos los bolsillos.
Roberto escribió un libro con consejos para sanar; en el explicaba que debía haber armonía entre mente, cuerpo, y corazón. Las acciones y las palabras deben tener congruencia. Los sentimientos negativos detectados, enfrentados, comprendidos y soltados. Sobretodo todotener Fé en Dios y actuar sin ventaja.
Recomendaba menús variados; que sus amigos nutriólogos, gastroenterólogos, cardiólogos y neurólogos, incluso naturistas le habían recomendado, y obsequiado para sus lectores.Ensaladas, jugos: jugo de jengibre y naranja. Betabel y zanahoria, también piña y ajo, y nopal con piña y apio.
La salud no es solo pesar y medir tallas, es soltar pensamientos negativos, y actitudes negativas hacia uno mismo. Es amarse, conocerse y detectar que detona los problemas de salud con cariño, y no con enfado a nuestro cuerpo.
Roberto agregó una pequeña sección de agradecimientos a: su amada esposa Amanda, a su padres y hermanos, a sus suegros y cuñados, a los profesionistas que trabajaban con él, entre ellos su gran colega y amiga, la experimentada nutrióloga Mónica, la güera de Vallarta, a la Dra. Blanca Y. y Agradecimientos especialmente a Dios que jamás lo abandonó. Roberto invitaba a la gente a practicar el agradecimiento, a creer, a tener Fé.
Autor: Jenifer Silvia García Vélez
Sobre la autora: es oriunda de El Salto. Estudio la licenciatura en docencia de inglés como lengua extranjera.
Ama el cine mexicano de la época de oro. Comenzó a escribir cuentos, la inspira plasmar palabras que puedan motivar a las personas.
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