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“Deben hacer las paces con sus ríos”

El académico español ofreció una conferencia en el Congreso Internacional sobre Sustentabilidad en los Hábitats, en la que compartió las que para él son algunas medidas que deben tomarse ya para garantizar el derecho humano al agua.
“Deben hacer las paces con sus ríos”

El agua es vida, sí, pero en muchos lugares del mundo el agua también es un negocio, un caudal de enfermedades y, en el peor de los casos, una causa de muerte. Cerca de 850 mil personas mueren por infecciones al consumir agua contaminada y los envenenamientos se cuentan por millones; dos mil 300 millones de personas no tienen acceso al agua intubada y otro tanto no tiene un lavabo en su casa, situación que se vuelve crítica cuando una medida de prevención ante la emergencia sanitaria por del Covid-19 es, precisamente, el lavado de manos constante.

En medio de este escenario desolador resulta fundamental tomar decisiones y entender el acceso al agua como un servicio público y un derecho humano. Todas estas ideas fueron expresadas por el académico Pedro Arrojo Agudo durante su participación en el tercer Congreso Internacional sobre Sustentabilidad en los Hábitats, organizado por las maestrías en Ciudad y Espacio Público Sustentable, y en Proyectos y Edificación Sustentables del ITESO.

De acuerdo con el fundador de la Fundación Nueva Cultura del Agua, resulta paradójico que se hable de una crisis de agua en un planeta conformado en su mayor parte por ella.

“No hay una escasez de agua, la paradoja viene de dos fallas críticas: convertir el agua en vector de enfermedad y muerte debido a la contaminación de los ríos y porque se ha quebrado la salud de los humedales, así como por la crisis de inequidad y de pobreza que han dejado sistemas económicos inmorales”, señaló Arrojo, quien agregó que es necesario abordar el tema del agua desde una reflexión ética.  

Desde su perspectiva, el agua puede ser vista a partir de diferentes aspectos como la vida, la ciudadanía y la economía. Respecto al “agua vida” dijo que es necesario garantizar que toda la población tenga acceso gratuito a cuotas mínimas de agua de calidad, para que así se pueda ejercer el derecho humano al agua.

“Hay que invertir en el agua antes que en una autopista, en los aeropuertos, en los militares, en la luz, incluso. Hay que garantizar el agua para la ganadería, la agricultura, porque eso mejora la calidad de vida de las personas. Hay que garantizar que los ríos sean eso y no cloacas a cielo abierto”, señaló el académico, cuya trayectoria fue reconocida en 2003 con el Premio Goldman de Medio Ambiente. 

Sobre lo que llama “agua ciudadana”, explicó que debe garantizarse que todos los ciudadanos de las ciudades tengan acceso al agua en su domicilio y subrayó la urgencia de un modelo tarifario de coste creciente, es decir, según el consumo: a mayor consumo, mayor pago.

“No podemos meter el consumo de agua en la lógica de mercado, en la que paga menos el que consume más. No es un negocio: es un servicio público de interés general”, dijo y continuó su comentario para referirse a lo que llama “agua economía”, enfoque desde el que, al igual que en las ciudades, debe pagarse lo que se consume, sin subvenciones.

“El empresario debe pagar el costo que tiene hacerle llegar el agua, pagar lo que cuesta el agua no arruina a las empresas”, declaró Arrojo, y añadió que es necesario dejar de fomentar prácticas que contaminan el agua como el fracking, la minería a cielo abierto o la contaminación de ríos, como ocurre en Jalisco con el río Santiago. 

Para Arrojo, así como la emergencia sanitaria por el Covid-19 vino a evidenciar la necesidad de reforzar los aparatos de salud y nadie pone en duda dicha afirmación, es necesario ver el agua y su saneamiento como la base para un sistema de salud robusto.

Destacó que es necesario democratizar y transparentar la función pública y entrar una lógica de “paredes de cristal” para que todas las decisiones relacionadas con el agua sean del conocimiento público. 

En todo este proceso, dijo, es fundamental mantener en buen estado los acuíferos y, sobre todo, los ríos, de modo que casi se pueda hablar de agua prepotable. Sobre la situación de México, fue enfático al señalar que, al haberse fundado ciudades lejos de cuerpos de agua, el país tiene un pendiente urgente por atender: “Deben hacer las paces con los ríos”. 

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