Elmex Rosales, un orgullo nacional
Nadie hubiera imaginado que 14 años atrás, la vida les había presentado el mayor reto al que pudieran afrontar como familia
Elmex Alejandro Rosales tiene 14 años de edad. Estudia en la secundaria 8 en Tlaquepaque, le gusta actuar, toca el piano, la batería y baila folclórico.
No conforme con eso, es deportista y disfruta pasar tiempo con los amigos y sobre todo, con su familia. “Ahí está mi fortaleza”, dice con una sonrisa que contagia.
A su lado están en ese momento sus padres Sandra y Elmex, así como sus abuelos maternos, su hermanita de apenas un año de edad y su profesor Ignacio Velasco.
En el semblante de los Rosales Silva se respira paz, orgullo y mucha unión.
Nadie hubiera imaginado que 14 años atrás, la vida les había presentado el mayor reto al que pudieran afrontar como familia: Con apenas tres meses de edad, Elmex había sido diagnosticado con retinoblastoma bilateral, un cáncer que fue acabando poco a poco con la luz de esos hermosos ojos verdes que heredó del abuelo.
“Fueron seis años de mucho dolor. Él fue perdiendo la vista gradualmente, hasta los 6 años cuando libró la enfermedad, pero no hemos descansado de ese tema, pues sigue bajo vigilancia médica y tratamientos”, dice su papá.
Aquellos tiempos fueron realmente dolorosos. El bebé tuvo que someterse a fuertes quimioterapias a los tres meses de edad, después a los 4 años y por último a los 6, “pero es un niño muy fuerte, que nos ha enseñado mucho de la vida: lo que es la paciencia, la perseverancia y sobre todo, las ganas de vivir y de hacer las cosas con alegría”, dice Sandra, quien al lado de su familia ha educado a Elmex como lo hace cualquier madre de familia con un hijo convencional.
“Él ha crecido sabiendo que es un niño normal. Que puede alcanzar todo lo que se proponga, y nosotros hemos decidido estar con él y apoyarlo. Más allá de que nosotros lo guiemos, él es el que nos está guiando en esta vida y nos ha dejado grandes aprendizajes”.
El estadio de la pista de atletismo de la Unidad Morelos en Colima, fue testigo del esfuerzo de este joven velocista, quien le dio a Jalisco una de las primeras medallas de oro en este magno evento, al ganar los 100 metros planos Juvenil Menor.
“Me gusta el deporte pero lo tomo solo como pasatiempo. Quiero dedicarme mejor al estudio porque quiero ser ingeniero en computación”, asegura este pequeño que radica en el municipio de El Salto, y que aun con la amenaza de no dedicarse completamente al deporte, ya hizo llorar hoy a sus padres al colgarse el oro en su debut en Paralimpiada Nacional.
“No tenía pronóstico de medalla, pero yo quería ganarla…y la gané”.
