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El hombre ordinario y su búsqueda de la felicidad

El hombre ordinario y su búsqueda de la felicidad

“What a life, what a night, what a beautiful, beautiful ride!”

What a life, Scarlet Pleasure


Otra ronda es la película ganadora del Óscar a Mejor película extranjera en 2021, dirigida por Thomas Vinterberg y protagonizada por Mads Mikkelsen.

El filme trata sobre cuatro hombres que deciden poner a prueba una teoría que asegura que el ser humano nace con un deficit de .05 % del alcohol en la sangre.

El filme es un viaje del héroe común en donde el héroe acepta la aventura que lo hará cambiar su vida. Durante el proceso, los amigos forman una complicidad fraterna exquisita. Con el tiempo llegan a la catarsis, es hora de afrontar los problemas reales que los ha llevado a esta decisión.

Otra ronda aborda temas como la edad, la felicidad y la vida misma. La película abre con una cita de Kierkegaard: “¿Qué es la juventud? Un sueño ¿Qué es el amor? El contenido de un sueño”, con esta cita nos anticipa que lo que veremos es una historia de un sueño perdido y la disolvencia del amor o la pasión por vivir.

Para lograr contarnos esa historia, Vinterberg hace uso de una pregunta que la filosofía se ha hecho desde hace tiempo: ¿Son felices los viciosos? Algunos filósofos han asegurado que la felicidad está en el hedonismo, Calicles por ejemplo, contrario a las teorías de Aristóteles, aseguraba que la virtud y la felicidad están en el libertinaje. Este debate se ve representado en el filme conforme vemos que los personajes van descubriendo sus propios límites.

La felicidad es un concepto que se ha estudiado mucho por diversas ciencias y pseudociencias. Por más que se hable de ella es díficil determinar cómo se logra o siquiera intentar definir qué es. La filosofía clásica retrató la felicidad como la razón de la existencia del ser humano. “... Es ahí donde formula (Aristóteles) el principio de que el fin del hombre es ser feliz y cuanto haga en esta vida va dirigido a tal fin” (Camps, 2019:19).

A pesar de que es un tema trillado y un deseo latente, para la filosofía, la felicidad está más relacionada con el ethos de cada persona que con una serie de reglas que se deben de seguir. El estudio filosófico ve la felicidad como un bien colectivo, puesto que hay un compromiso social en el ejercicio de ella. Aristóteles la llamaba “vida virtuosa” misma que solo logra el “hombre prudente” llegando al justo medio de las virtudes, por lo que la felicidad es más bien una búsqueda constante.


Michel de Certeau, historiador, hablaba de que “el hombre ordinario” vive en una sociedad de hormigas que siempre actúa de acuerdo a lo que está preestablecido: casarse, tener hijos, trabajar e intentar ser feliz con las decisiones que ha tomado para él mismo.

El hombre ordinario está perdido en el concepto “Todos”, se diluye tanto que llega a convertirse en “Nadie”. Al hombre ordinario se le ha asignado como tarea ser una representación de una especie de ley universal, es él quien no solo generaliza sino que garantiza la historia que se cuenta.

Y qué mejor ejemplo de hombre ordinario que Martin (Mads Mikkelsen), un aburrido profesor de historia al que parece que la vida le pesa. Al inicio de la película vemos un Martin prácticamente invisible para su familia, para sus alumnos, sus colegas e incluso para sí mismo. Vemos no solo cómo es ignorado por la gente a su alrededor, sino que él mismo ignora sus propias necesidades, no busca hacerse escuchar, camina por los pasillos de la escuela tratando de pasar desapercibido y los alumnos casi lo atraviesan como si fuera un fantasma, en la cena de su casa con su familia se mantiene callado y sin participar, en la cena con sus amigos se abstiene de formar parte de la conversación. Si bien la película no nos presenta a un Martin más joven, en algunas partes de la película vemos como Martin ha actuado toda su vida de acuerdo a las normas establecidas, esto lo convierte en una representación de “Todos” que se ha convertido en “Nadie”.

Es en la cena con sus amigos que bajo los efectos del alcohol Martin expresa sus sentimientos. Al fondo se escucha una canción que habla de la muerte, mientras vemos a Martin en primer plano bebiendo rápidamente, tiene los ojos llorosos, es evidente que se siente derrotado. Y no es solo Martin el que ha perdido la pasión por vivir, al inicio de la película cuando se presentan a los cuatro personajes, los vemos intentando dar clases sin obtener la atención de los alumnos, todos suspiran, se les ve cansados, hartos, es obvio que algo perdieron en el camino, pero ellos mismos no saben qué es. En la cena hablan de su juventud, mencionan que Martin solía bailar, este tema se vuelve relevante, puesto que es una alegoría a la libertad y al deseo de vivir de Martin que se retoma al final de la película. Todo el tiempo se le ve contenido, es cuando baila al final que por fin se siente liberado.

Martin se siente tan bien bajo los efectos del alcohol que decide replicarlo y poner a prueba lo que se habló durante la cena. Uno de sus amigos, Nikolaj que recién cumple 40 años, lo observa y llama al grupo para que todos juntos inicien el experimento. Al inicio se les ve bien, están más relajados, entre ellos han encontrado una complicidad, pasaron de sentirse solos a pertenecer a un grupo en donde son aceptados. Estos cambios son percibidos por los alumnos y sus familias. Exploran el alcohol hasta el punto que se dan cuenta de que su vida realmente no ha cambiado, ninguno es realmente feliz, siguen aburridos, sus problemas no desaparecieron y llega el momento de confrontarlos.

Aquí es donde se refleja el debate de las teorías de la felicidad de la filosofía clásica, se exploran las consecuencias del hedonismo y finalmente los personajes toman decisiones prudentes. Aunque parece que son felices al inicio, Vinterberg termina por definir la teoría Aristótelica como la ganadora. Tommy es el extremo de los cuatro. Él se siente vacío durante toda la película, a diferencia de sus amigos no encuentra las razones que lo impulsan al cambio.

La película es una carta de amor a la vida. Refleja la vida cotidiana de un hombre común que continua en la búsqueda de la felicidad. Al final vemos a un Martin al que ya no le pesa su edad, se lo dice a su esposa “No tenemos 100 años” cuando le pide una segunda oportunidad. Esta segunda oportunidad es voluntaria, ya no está haciendo lo que sigue en el plan, sino que está averiguando el propio. La confianza con la que se movía cuando estaba ebrio se quedó en su ser y se muestra en su manera de caminar y de hablar con sus alumnos. Los mensajes de Anika son lo que le dan lo que quería. Al final todos obtienen lo que querían, incluso Tommy.

La última secuencia de la película es una alegoría al festejo de lo que lograron no solo los alumnos sino también los amigos después de su aventura. Hay una celebración de despedida de la vida adolescenhte para abrazar la vida adulta, a su vez despiden a Tommy y dan la bienvenida a todo lo nuevo. Ver a Martin bailar en esta secuencia es una representación de la felicidad, de la “vida virtuosa”, de que ser feliz implica ser libre y ser sabio, algo que Martin ha logrado.


Referencias bibliográficas

Camps, V. (2019) La búsqueda de la felicidad. Barcelona. Editorial Arpa.

De Certeau, M. (2000) La invención de lo cotidiano 1. Artes de hacer. Ciudad de México. Universidad Iberoamericana.

Sobre la autora: Itzel Urzúa es amante del cine, la televisión y la literatura. Licenciada en Ciencias de la Comunicación y maestra en Humanidades.